Concurso de Ideas, de ámbito internacional, para el establecimiento de las condiciones Estéticas, compositivas, de materiales, etc. de la fachada del nuevo edificio que vendrá a sustituir al actual “Centro Sanitario Municipal de la Plaza de América”.
COLOR, el lema de la propuesta de Díaz y Sanjuan – ARQUITECTOS, consiste básicamente en la creación de una “piel, que reviste completamente el edificio por encima de su planta baja y que le confiere una geometría totalmente neutra, que no entra en competencia con la amalgama de estilos que se concentran en la plaza y sus vías adyacentes.
Pero no solo la geometría trata de garantizar esta neutralidad, ya que la “piel” se concibe a base de un revestimiento de vidrio reflectivo, sobre perfilería vista de aluminio, que reproduce la imagen de las calles Navarro Reverter y General Navarro Sangrán, así como el reflejo del Jardín del Turia, del puente de las Flores y el puente de la Peineta, en el Paseo de la Ciudadela.
En el tramo del chaflán de la fachada que se proyecta sobre ese gran espacio -un tanto indefinido- que es la Plaza de América, se ha recurrido a una combinación cromática del revestimiento de vidrio, que confiere al edifico la singularidad que su emplazamiento está demandando. Se trata de una gradación de cinco tonos de color, que van ocupando de forma ordenada los distintos módulos del revestimiento del tramo de fachada del chaflán; en cada nivel de revestimiento, los elementos de la gradación se colocan de forma ordenada y simétrica desde el centro del tramo de fachada, saltando de posición en aquellos lugares en los que el módulo queda ocupado por un hueco de ventana, y continuado por las fachadas contiguas hasta acabar todos los elementos de la gradación. De esta forma las fachadas correspondientes a la calle Navarro Reverter y al Paseo de la Ciudadela, quedan sutilmente salpicadas de elementos de color -en sus matices más suaves- consiguiendo con ello una continuidad en el tratamiento de la fachada del conjunto del edificio.
En la planta de ático, parte de la perfilería de aluminio que va modulando el edificio, se prolonga en las zonas en las que se retranquea el edificio, completando de una forma muy sutil, la envolvente completa del volumen de la edificación.
En cuanto a la planta baja del edifico, se ha concebido como un elemento compositivo de basamento. Para ello, se propone el revestimiento de la fachada con aplacado de piedra natural en tonos claros. De esta forma, además de encontrar un nexo de referencia con la arquitectura más representativa de nuestro entorno inmediato, se consigue realzar con mayor fuerza el carácter etéreo de la “piel”, del “prisma de cristal” que envuelve el resto del edificio.
Al tratarse de un edificio revestido íntegramente en vidrio, resulta prácticamente imposible plasmar en un plano todo el movimiento continuo de luces, brillos, reflejos…, que el material adopta de todo el entorno que le rodea, que varía al ritmo de las nubes, del Sol, de las horas. Los colores que aparecen grafiados, se conciben en realidad como un juego cromático en movimiento continuo, que se funde con el entorno, y con el ambiente y evoluciona con él.
Quien entienda esta solución como una “carta de colores”, es porque no ha realizado nunca el ejercicio de mirar el vidrio de una ventana e intentar averiguar de qué color es.